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FELIZ DÍA DEL LIBRO: LAS ALAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE



Una de las consecuencias de cuestionármelo todo es que me encanta conocer datos curiosos, que suele ser el bonito desenlace de descubrir el porqué de las cosas.


Por ejemplo, ¿por qué celebramos el Día del Libro el 23 de abril?

Porque entorno a esa fecha (más o menos…) pasaron a ser eternos tres grandes de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.


Y qué mejor para celebrarlo que citar al maravilloso Carlos Ruiz Zafón:

“Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quién lo escribió, y el alma de quiénes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.”

No sólo leer es para mí el mejor conjuro para salvarnos como humanidad, para bajar el ritmo, parar el reloj, y dejar que nuestra mente navegue más allá de las particularidades de nuestra realidad. Además, tal y como nos proponen Adoración Juárez y Marc Monfort en su libro “  Leer para hablar” (2018, Ed. Entha), podemos ver desde la intervención logopédica <<cómo se puede utilizar una representación visual, espacial, y permanente del lenguaje oral para ayudar a determinados niños que, por diversas razones, se enfrentan con grandes dificultades a la hora de desarrollar habilidades de comunicación oral y/o de adquisición de su lengua oral materna>>.


De este modo, es posible aprovechar el lenguaje escrito como un sistema aumentativo.

Por ejemplo, como apoyo para el habla, para la adquisición de la morfosintaxis o para el desarrollo de las habilidades pragmáticas… pero también de forma transversal a todos los objetivos logopédicos… como sistema aumentativo del DISFRUTE COMPARTIDO.


A estas alturas, la mayoría de los que estamos interesados en la pedagogía o en saber cuáles son las mejores condiciones para promover los aprendizajes sabemos que sin motivación y disfrute no aprendemos. ¡Qué gran mal el de imponer la lectura como deber obligatorio para casa! Qué pena oír a mi sobrina quejarse de que le han mandado leer un libro… 


Leer debería ser algo apasionante pero… ¿cómo?


  1. Asociar el uso de los primeros cuentos con EXPERIENCIA COMPARTIDA: la demanda aquí es que se dejen llevar por el relato, las voces que ponemos, los silencios expectantes… hoy en día hay materiales preciosos con texturas, colores, desplegables… para que los pequeños lectores participen explorando, señalando… o simplemente viendo cómo lo hacemos nosotros. Ser buenos modelos y no presionar, dar espacio y tiempo a que tomen la iniciativa es una de las mejores bases para respetar su ritmo e interés.

  2. OFRECE OPCIONES. Hay etapas en las que puede que sólo les interese un cuento, y ¡esto es estupendo! Exponer de manera reiterada a un mismo material, abordándolo de distintas maneras, ofreciendo turnos para que sigan ellos el hilo cuando ya se saben lo que va a pasar… facilita que se fije en su memoria y reduce el factor de la imprevisibilidad que para algunos niños puede resultar incómodo al principio. Pero, como en todo, siempre que puedas ofrece al menos dos alternativas para que pueda desarrollar su sentido de autodeterminación desde bien temprano.

  3. DISFRUTA DEL MOMENTO. Silencia el teléfono, apaga la televisión… si puedes, aparca el resto de tareas pendientes y siéntate frente a frente con tu hijo para que pueda ver tu cara y sus expresiones. Pon el cuento en tu regazo y… ¡a volar tu creatividad!

 

Como tan bonito y acertado dijo Jorge Luis Borges:

"Nunca se termina de aprender a leer. Tal vez como nunca se termine de aprender a vivir".

Si te interesa que te acompañe en el descubrimiento de todas las oportunidades que nos ofrece la alfabetización emergente o la lectura compartida para la estimulación del lenguaje, el habla o la comunicación, y/o el uso de un comunicador como SAAC, no dudes en contactarme.


Para la reflexión:



Texto: Mónica Orozco © Todos los derechos reservados


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